miércoles, 27 de mayo de 2015

Pearl Harbour: Estados Unidos entra en la guerra


Los americanos, que en un primer momento quisieron mantenerse estrictamente neutrales, comenzaron paulatinamente a servir a los intereses de los aliados, hecho que se hizo patente cuando Roosevelt, presidente de Estados Unidos de América, logró que el Congreso aprobase la ley de Préstamo y Arriendo que permitió a los Aliados surtirse de todo tipo de materiales y armas sin tener que pagar en el momento de la compra. Se estaba ayudando con todos los medios económicos a la lucha contra Alemania.
Por otra parte, Japón comenzó a ocupar las colonias británicas, francesas y holandesas en el Pacífico y Oriente con apoyo, en muchos casos, de nacionalistas indígenas. Japón necesitaba espacio vital pero también precisaba de los suministros que Estados Unidos le negaba al apoyar a China, país que estaba en conflicto contra el imperio del Sol Naciente. La intervención de Estados Unidos parecía inminente, pero Japón quiso dar un golpe sorpresa y, sin previa declaración de guerra, bombardeó la base naval de Pearl Harbour (Hawaii). Los nipones contaban con un pacto anterior de no-agresión con Rusia y comenzaron a ocupar, sin mayores problemas las islas del Pacífico (Filipinas, Tailandia, Birmania...), que se añadían a las anteriores conquistas de Indochina e Indonesia.
Debido a ello, Estados Unidos declaró la guerra a Japón y, poco después, a Italia y Alemania, universalizándose definitivamente el conflicto. La entrada en guerra de los norteamericanos marcó la diferencia: no sólo era la mayor potencia económica e industrial sino que no tenía que gastar dinero en defender su territorio. Fabricó para la guerra 86.000 tanques y 300.000 aviones.

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